sábado, 16 de junio de 2012

Ciencia con cara de religión

El término tecnocracia significa literalmente gobierno de los técnicos, esto significa que un tecnócrata es un especialista que toma sus decisiones con tendencia a hallar soluciones apegadas a su técnica, siempre por encima de las consideraciones ideológicas, políticas y sociales.

Normalmente, se ve que la tendencia en el pensamiento tecnócrata busca un autoritarismo de la clase superior, atribuido a la sabiduría de dirigir a una clase inferior supuestamente ignorante que no sabe lo que le conviene, representada principalmente en aquellas personas que mantienen una afinidad religiosa.

Es común, a la luz de este concepto, encontrar personas que critican la antigua, pero aún existente en algunos casos, visión de las religiones acerca de considerarse cada una como la única verdadera. Pero a la vez minimizan a quienes conciben a su religión como una parte importante de sus vidas, tachándoles de ignorantes, necios y lastres del desarrollo de un país.

Una idea recurrente en estas personas es la aseveración de que los países con mayor desarrollo se encuentran totalmente alejados de una religión. Esta es una idea completamente errada pues no existe una sola nación que no se haya apegado a sus creencias religiosas para salir adelante en alguna etapa de su historia.

Si bien existen casos donde el desapego de la religión ha beneficiado a un país o un continente entero, sea el caso de la ilustración contra el oscurantismo en Europa. También hay casos donde ha sido la religión quien une a una nación para resurgir, tal es el caso de la reconquista española o el apego de Rusia a sus creencias cuando triunfaron contra la Francia ilustrada de Napoleón.

Han habido etapas, hablando de desarrollo económico, donde ha sido el sector religioso quien empuja a un país en crisis. Es la tan criticada institución del Opus Dei, quien encabezó los planes de desarrollo que llevaron al crecimiento económico de España en la década de los sesenta y setenta.

Es decir, que tan poco sano es considerar a la religión como el centro del pensamiento, como hacerlo con la técnica confundida con ciencia. Hay que entender que la ciencia pretende explicar algunos fenómenos  a nuestro alrededor mediante el método científico, sin embargo este método científico no es posible aplicarlo a las artes o las humanidades.

Desde sus inicios, el hombre ha sentido la necesidad de creer que su existencia está controlada o regida por algo que en realidad no comprende. Los más modernos han adoptado a la ciencia para este fin. Es evidente que quienes así lo hacen, no comprenden lo que es el Ser Humano.


1 comentario:

Saurio dijo...

Es un tema que siempre genera polémica y como tal, tiene muchos puntos por donde puede abordarse.

Personalmente, encuentro difícil comprender cualquier postura extrema, sea esta en favor o en contra de la religión o la ciencia. De hecho, me cuesta trabajo entender esa tendencia, digamos 'natural' aunque quizá no sea la mejor palabra a usar, a creer que la ciencia y la religión viven en conflicto.

En realidad la gente que entiende una vida espiritual (si se me permite el uso del término como sinónimo de religión) de la mejor manera; al igual que pasa con la gente que entiende la ciencia de la mejor manera, sabe que el respeto a los semejantes es básico, y eso incluye respetar su voluntad de creer o no en algo. Desde luego, siempre que eso no ponga en riesgo el derecho a una vida sana y feliz, que todo ser vivo (incluye humano) merece, no por mandato divino, sino por simple decencia.

Es interesante cuando piensas que la ciencia, esa que es criticada por una bandera fanática, es de las pocas actividades humanas donde la colectividad que la practica acepta (y hasta celebra) de manera regular la posibilidad de estar equivocada.

La gente de ciencia sabe que el conocimiento alcanzado sobre el universo que nos rodea no es absoluto y que incluso la mejor parte de ese conocimiento es el camino para llegar a él, representando esto un proceso continuo de aprendizaje diario que se basa en el trabajo hecho por otras personas. Bien retomaba Newton en una carta que escribió a Robert Hooke la idea de Bernardo de Chartres sobre la posibilidad de ver más lejos por estar sentado 'a hombros de gigantes'; título también de un libro de Stephen Hawking.

Ahora, los que defienden a la ciencia con un fervor recalcitrante (haciéndole flaco favor, también) suelen criticar la recurrente existencia de dogmas en las religiones; sobre esto sólo puedo decir que si bien la ciencia tiene como proceso natural la aceptación de errores mediante una sólida y consistente presentación de fundamentos también es cierto que toda actividad científica parte, per se, de una gran idea que cae en lo dogmático. Estudiamos el universo porque damos por hecho que: a) tiene un funcionamiento cuyo conocimiento resulta comprensible para nosotros y b) tenemos la capacidad de acceder a dicho conocimiento.

¿Concluyo? Más vale hacer del mundo un mejor lugar para vivir (y en una de esas eso nos lleva a lugares, literalmente, fuera de este mundo) no importa la creencia, no importa la forma de ver el universo. Con respeto por TODO nuestro entorno y sin perder el tiempo en conflictos que sólo causan daño y que a la luz de nuestro inmenso universo son pleitos de niños que flotan, como dijo Sagan, en una partícula de polvo suspendida en un rayo de sol.

Enhorabuena!