sábado, 12 de diciembre de 2009

Compromisos con el patrocinador

Corte, tanda o pausa comercial... Los programas de televisión y radio tienen que cumplirlos pues de ahí sale la nómina, la gasolina, el hotel del ejecutivo en 14 de febrero y demás gastos del año.

Claro que la obligación no acaba ahí, hace falta además cuidar, esto incluye a los periódicos, lo que se dice a través de sus columnas, locutores y hasta comendiantes. Es sencillo, no hace falta firmar el compromiso, todo se reduce a no morder la mano que te alimenta.


Así es la vida real, pero esto no se limita a los medios, el arte también es sujeta a duras críticas y el escultor, pintor, compositor o escritor se ve limitado por sus patrocinadores, o mejor dicho, quienes compran su obra. Así es como vemos que un escritor antes aclamado de pronto es tachado como la peor influencia para la sociedad.

Se tiene la idea de que la peor imagen de la represión es la del organismo poderoso disminuyendo las posibilidades del creador por la obligación de cumplir un contrato. Sin embargo esta sólo es la proyección de otra imagen aún más cruda: la obligación del creador por idear algo que le guste a la gente.

Hoy esta es la situación, indirectamente existe un compromiso de no decir cosas de más, no necesariamente por temor a las consecuencias, en realidad es temor a sostener las ideas a pesar de sus figuras de autoridad, aunque por otro lado se busca causar el menor daño posible.

Hay que entender que las ideas ajenas son frágiles, tienes el derecho de intentar cambiarlas pero no la obligación de lograrlo, finalmente detrás de una ideología existen años de educación (aunque se trate de algo infundado) y la historia de quien la sostiene.

Esta vez tengo que pensar un replanteamiento, pues ha dejado de ser el espacio donde dejo libremente todo lo que pasa por esta cabecita...

Big Brother is watching you...