Regreso a casa después de otro dia largo y lo hago igual que los ultimos años, solo, pero de nuevo la larga caminata no ayuda en dejarme a merced de Ella, mi propia conciencia, a quien tanto miedo tengo. Ella es tanto o más cruel conmigo de lo que yo soy con los demás y sabe todo acerca de mí, no le puedo esconder algo o mentir sobre las cosas.
Los amigos siempre han estado ahí y con ello pensé haberlo dejado atrás pero hoy que necesitaba la distracción no queda nadie, Ella lo sabe y por eso aprovecha la oportunidad para juzgarme de nuevo y recordarme que los amigos no siempre van a estar, al final sólo quedamos Ella y yo.
Siempre has querido, me dice, que la vida te fuera distinta para ser otro pero nunca te has preguntado lo que sería si tu fueras otro para que la vida sea distinta ¿Cuánto de tí cambiarías para vivir de otra forma? recuerda que así como atraes cierta gente, llamas cierto modo de vivir.
Como siempre, Ella tiene razón, si yo fuera otro no te extrañaría, ni pasaría las horas pensando lo que hice al revés para todo terminara así, no sería capaz de sentir tu ausencia. Si yo fuera otro no me hubieras conocido pues debemos reconocer que nuestras personalidades nos cruzaron y que no fui el único atraido. Si fuera otro no me vería atrapado en esta realidad de imaginar que algo salió mal y jamás imaginaré si quiera lo que fue, pero sí entender que nunca en la vida volveré a saber de tí mas que las noticias me llegan de algún lugar.
¿Pero qué puedo hacer yo si así naci, así me hice, así sucedió y así me dejaste? No tengo más remedio que dejar que Ella poco a poco me limpie esa herida con el alto precio de juzgarme y recordarme dónde estoy cada vez que lo hace. Lo dijo Cardenal alguna vez "no tengo otro" lo único que puedo hacer es confiar en que hago las cosas correctamente y cuando no sea así aprenderé mi error, la vida tiene un truco y cuando lo haya descifrado habrá de terminar pues no queda más que hacer.
“No tengo otro” le he dicho
y repetido muchas veces.
Y oí que decía dentro de mí
no con palabras confusamente
pero precisas, decía dentro de mí
o desde el fondo del universo:
“Y yo no tengo otro más que tú”
y repetido muchas veces.
Y oí que decía dentro de mí
no con palabras confusamente
pero precisas, decía dentro de mí
o desde el fondo del universo:
“Y yo no tengo otro más que tú”
Ernesto Cardenal
Epigramas
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